miércoles, 27 de noviembre de 2013

Vértigo

Que nunca llegas a conocer a nadie. Que no, que cada persona es infinita e imposible de llegar a comprender, es imposible llegar a atisbar quién se esconde al final del camino. Siempre hay algo, algo más que descubrir, algo nuevo. Tras cada muro caído, tras cada puerta abierta y cada ventana rota, hay una cortina que oculta algo más. Poco a poco vas arrojando más luz, cada vez más. Puedes engañarte creyendo que conoces a alguien, que puedes saber, pero te equivocas. Siempre hay un algo más.
Y, si siempre hay más y si nunca llegas a conocer a nadie, ¿cómo puedes querer compartir tu vida, tu futuro y tu presente, con un completo extraño? ¿No da miedo? Pero, ¿es miedo? Miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, al qué vendrá, qué será, cómo acabará... pero, ¿acabará? ¿Es acaso ese miedo negativo, o es tan sólo un poco de vértigo? Vértigo, emoción, ilusión ante lo desconocido.

A veces, hace falta dejarse caer, caer sin cuerda de seguridad ni paracaídas. Dejarse caer al vacío sin certeza alguna de que caerás en blando. Lo único que debe preocuparte es si posees la fortaleza para levantarte de nuevo. Y puedo asegurarte que la posees, en algún lugar; puede que un lugar recóndito que ni siquiera tú sepas dónde se oculta. Puede que detrás de 10 muros, quizá tras 14 puertas y 3 ventanas, pero existe, y saldrá a la luz. Cuando sea necesario.
No has de tener miedo, con miedo no hay vida, y hay que vivir. Hay que vivir sin miedo.


No hay comentarios: