Samuel

"Pero, hija, ¿tú eres feliz?"
Vaya tontería...Qué si soy feliz me pregunta...Bueno, ¿soy feliz? Creo que sí. No sé qué contestar. No sé por qué me viene a la mente la sonrisa pícara de Samuel...Recordándolo, sonrío tontamente, pero no contesto.

"Te veo cada jueves, y nunca te veo sonreír. Me da la impresión de que no eres feliz. Tienes 18 años, estás en la flor de la vida. No veo ninguna razón para tu seriedad."
Razones...Así que necesito razones para estar seria. No sé, que yo sepa nunca he sido muy risueña. Toda mi vida, me he reído más bien lo justo. Pero eso no significa que no sea feliz, solamente no tengo porque expresarlo. Nadie más tiene por qué darse cuenta de lo que pasa por mi mente, a menos que yo quiera.

"¿Y qué hay de ese novio tuyo? ¿Te trata bien? ¿Es por él?"

¿A qué te refieres con "es por él", abuelo? Es por él que me levanto cada mañana. Es por él que los días vuelan a su lado y son eternos separados. Si es eso a lo que te refieres, sí, es por él.

"¿Por qué no contestas a nada de lo que te digo?"

"¡Ay! Abuelo, déjalo. Estoy bien."

"Bien, a tu edad, no es suficiente. Además ni siquiera veo que estes "bien". ¡Por el amor de Dios, se supone que estás enamorada! ¡¿Quieres sonreir un poco?!"

Pongo mi sonrisa más amplia y falsa. Creo que le estoy desesperando. Más vale que conteste algo en condiciones.

"Vale, abuelo. ¿Qué es lo que quieres que te diga exactamente? ¿Qué soy inmensamente feliz? ¿Profundamente feliz? No creo que nadie pueda decir eso. Puedo decirte que estoy bien, y te lo digo de verdad."

"Bueno, pero...¿Qué hay de ese novio tuyo? ¿Le quieres? ¿Te cuida?"

"Si, abueeeelo. No te preocupes. Él me quiere."

"Yo no he preguntado eso. ¿LE quieres? Eres joven, no tienes por qué recluirte al primer chico que salga a tu encuentro."

Recluírme...Ésta es la gota que colma el vaso...

"¿Crees que me estoy conformando? ¿Es eso lo que insinuas? Tú no entiendes nada."

"Pues explícamelo. Porque cuando te veo entrar por esa puerta con esa cara mustia y sin esa sonrisa que tanto te caracterizaba de niña...Lo único que puedo pensar es que es por ese chico. El amor, o desamor, es lo que más daño causa."

Eso me dolió. Me dolió que pensara que Samuel era la razón de mi forma de ser, cuando en realidad él lo era todo, era la razón de mi existencia. Él no tenía la culpa de mi falta de sonrisa, era el responsable de todas mis alegrías. Me dolió.

"No, abuelo, te equivocas y te lo voy a explicar. Él es lo mejor de mi vida. Antes me has preguntado que si soy feliz y mientras hablabas me he dado cuenta de que lo soy. Lo soy cuando estoy a su lado. Cuando me coge entre sus brazos y sólo puedo respirar su aroma. Y cuando no estoy con él me sobrecoge la tristeza y la amargura de su ausencia, quizá por eso no sonrío como tu quisieras. Pero sí, soy feliz."

Y entonces vi como una sonrisa se dibujaba en su cara y el gesto de preocupación que antes tenía, se desvanecía. Había comprado que lo único que me pasaba es que estaba enamorada. Pérdidamente enamorada. Y como había dicho antes, el amor es de lo que más duele.

"Gracias, hija. Es todo lo que quería saber."