miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Se ha perdido el romanticismo?


No hace mucho tiempo, aunque no ha sido la primera vez que lo pienso, llegué a una conclusión: los hombres reales, de carne y hueso, no son románticos; esos hombres sólo existen en el arte. Sí, en el arte. Me explico: podemos encontrar tal fenómeno en novelas, en el cine o, en muchas ocasiones, la música. ¿Cuántas veces has escuchado una canción y pensado: "¿por qué demonios no me habrá tocado uno así, uno que me diga esas cosas tan bonitas?", o ya, en plan conformista, piensas: o que al menos me las dedique, ¿no? ¿Es pedir demasiado? Pero, mujer, ¿cómo quieres que te lleguen a dedicar una canción cuando muchas veces eres tú quién tienes que pedirles que te digan "cosas bonitas"? 
¿Cuántos libros has leído en los que la chica es una frágil doncella y el galán, romántico empedernido, se ha desvivido por enamorarla, contra viento y marea, luchado contra dragones (o más actualmente mafiosos, hombres lobo o demonios)? ¿Cuántas veces se ha enfrentado a malvadas madrastras y brujas para rescatar a su amada de sus garras? 
¿Cuántas películas has visto en las que el hombre, ideal de la muerte, se pirra por la tía más sosa y simplona de todas? ¿Cuántas veces te has repetido diálogos como: "nena, eres la única para mí", "quiero pasar el resto de mi vida contigo"? Yo te lo diré: miles y miles de veces.
¿Qué pasa? Que nos comen el coco. Eligen como protagonista a una pobre doncella, poco agraciada y en la que nadie se fija para que nos sintamos identificadas, ¿que por qué? Porque, queridas mías, todas tenemos el autoestima un poco bajo, y a la mínima que nos vendan que una petarda puede ser capaz de enamorar a un buenorro, ahí que vamos de cabeza. Es así. Y encima, ese buenorro, que a la vez es malo, pero que con nosotras es un cachorrillo, se desvive porque seamos felices, por hacer que nos derritamos con todas las cursilerías que se le ocurren y que, por supuesto, a nosotras nos encantan. ¿A qué mujer no le encantaría que su novio o sucedáneo se levantara antes que ella y fuera a preparar el desayuno? ¿Qué chica no se muere porque le propongan un viaje a algún país extranjero para poder descubrirlo juntos (pero con estas palabras, ¿eh? sino no vale)? ¿Y qué hay de besarse bajo la lluvia? ¿Qué mujer no se derrite si su novio, en medio de la calle y sin previo aviso, comienza a hacerla bailar sin más música que su propio tarareo? ¿Y si además añadimos un susurro en el que diga algo como: "un te quiero cada vez se me queda más corto"? ¡Para qué queremos más!
Chicas, esos son los chicos que tenemos, pero los tenemos todos y cada uno de los días y no únicamente durante 500 páginas, 2 horas y media de película o 3 tristes minutos de canción. No se les puede pedir que sean siempre los tíos más intensos, apasionados y románticos del mundo. ¡Dadles un respiro! Seguro que algún detalle han tenido, y por pequeño que fuera, os ha encantado. Eso sí, chicos, aprendeos el cuento porque esos pequeños detalles son los que nos vuelven locas, no os cuesta nada y siempre sabemos agradeceroslo, de una manera u otra. 
Y nada, ya os dejo con uno de esos besos húmedos que os digo:

El diario de Noah


Un beso a todos y hasta pronto.

No hay comentarios: