Esos momentos fugaces es que sientes cómo tu respiración se ralentiza y las lágrimas acuden a
tus ojos; p
ero esta vez van acompañadas de una tenue y estúpida sonrisa
que cruza tu cara. Son lágr
imas de felicidad las que caen rodando por tus mejillas. ¿Y por qué? ¿Por qué ahora? ¿Por qué en ese preciso momento? ¿Cuál ha sido el detonante? ¿Algo nuevo, algo que no tenías? O puede que tan sólo sea algo que no sabías que tenías... Hay veces que estamos tan pendientes de nu
est
ros problemas, incluso de los que realmente no tienen solución, o cuya solución no está en nuestra mano, que nos olvida
mos de vivir, de resp
irar y de disfrutar, y cuando por un se
gundo recordamos hacerlo, volvemos a sentirnos vivos de nuevo, f
elices. ¿Por qué no hacerlo cada día? ¿Por qué no vivir si estamos vivos?
Hoy, con mis recién cumplidos años sólo quiero sentir que vivo, cada segundo, y no simplemente vivir.
Gracias por hoy y por cada segundo que me hacéis sentir.